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GUSTAVO FARIAS, PRODUCTOR DE JUAN GABRIEL, GANADOR LATIN GRAMMY ALBUM DEL AÑO: «EXTRAÑO A MI AMIGO»
Juan Gabriel estaba feliz con el concepto de los duetos porque la pasaba en grande, abrió mucho su mundo, se la pasaba feliz compartiendo con los artistas, especialmente con gente que no estaban en su radar para nada, Natalia Lafourcade, Andrés Calamaro, Julión, J. Baldwin, Wisin… Ya me dijo, después del tres y el cuatro, quiero hacer cinco, seis y siete…
GUSTAVO FARIAS, PRODUCTOR DE JUAN GABRIEL, GANADOR LATIN GRAMMY ALBUM DEL AÑO: «EXTRAÑO A MI AMIGO»
Sincero y directo, así se presenta el simpático Gustavo Farías a la hora de hablar de esta difícil industria y del placer de contar con el amor incondicional de una familia numerosa. Nueve hermanos él, cinco Blanca y sus tres hijos, grandes músicos como su padre.
GUSTAVO FARIAS, PRODUCTOR DE JUAN GABRIEL, GANADOR LATIN GRAMMY ALBUM DEL AÑO: «EXTRAÑO A MI AMIGO»
"Nunca en la historia de México se ha visto que un millón de personas acudieran voluntariamente a un lugar, más allá de a la visita del Papa, o el día de la Virgen de Guadalupe, a despedirse de un artista. Y ni siquiera podían verle por última vez, no estaba de cuerpo presente…. La gente no iba a verle, fue a rendir su homenaje y cariño a una caja de cenizas…" recuerda con nostagia Gustavo. Mil gracias, maestro, por recibirnos en tu casa. Estaremos esperándote que vuelvas para contarnos de tus nuevas aventuras. ¡Feliz 2017, familia!
De ninguna forma podíamos cerrar el año sin recordar a ese grande que se nos fue: Juan Gabriel. Y con quién mejor que con el gran productor del divo de Juárez, el Señor Gustavo Farías, quien ha sido el ganador este año del premio quizá más importante de Latin Grammy: Álbum del Año, precisamente por el gran trabajo realizado junto a su querido amigo, ese ídolo latino que gracias a sus composiciones quedará imborrable para siempre en nuestra memoria.
Todo hay que decirlo, así que confieso que este editorial fue idea de mi querida amiga Astrid Boneta, quien me llamó un día y me dijo, “oye, estoy aquí con Blanca, la esposa de Gustavo Farías y deberías entrevistarle”. Obviamente accedí encantada, dime “talento” y yo, salto. Gracias a Astrid, la encantadora Blanca Farías, que es toda paz y alegría desde el momento que la ves, me recibe enseguida en su precioso hogar. No es una de esas fabulosas mansiones que encuentras en Los Ángeles y que al entrar están muertas: es una casa hermosa, vivida, aquí hay una familia y el calorcito nada más entrar, se nota. El jardín es un auténtico vergel, se ve que Blanca le pone esmero. Y por fin conozco a Gustavo Farías, con quien te ríes desde el momento de conocerle, aunque en esto dirán mis amigos que no soy muy de fiar, porque me río con todo... Después de pasear un rato con Gustavo y Blanca, nos topamos con su estudio, que está en un pintoresco guest house al final del jardín. Merece la pena decir que el estudio del maestro Farías no es oscuro y cerrado como todos, está lleno de ventanas y de luz “Los problemas de acústica los solucioné con las banderitas en el techo”, dice el experto en la materia, que no se resignaba a pasar encerrado la mayor parte de su vida sin ver la luz del día. Y así, en familia que es como me hicieron sentir, nació esta conversación de la que yo, desde luego, he aprendido muchísimo y que ojalá os guste leerla tanto como a mí escribirla. Gracias Gustavo, gracias Blanca, ¡gracias Astrid!…. Aquí va, con mucho cariño y en exclusiva, para todos los lectores del Blog De Los Ángeles.
– Gustavo… Supongo que habrás pasado por momentos muy difíciles a raíz del pérdida de tu querido amigo Juan Gabriel, ¿cómo te sientes?
– Bien. Fue muy, muy difícil cuando falleció, ahora me siento más tranquilo. Fue un shock fuerte, no me lo esperaba, intercambié correos con él hasta una hora antes de que falleciera, imagínate… Estuve toda esa semana con él, grabamos unas cosas para Duetos 3, estuvimos en su casa, el miércoles filmamos un video con Patty Austin, el viernes lo ví en su último concierto en el forum… Yo estaba en primera fila, intercambiamos muchas miradas cómplices muy padres, me mandaba señales… Un amigo en común se me acercó para platicar y cuando quise darme cuenta, ahí estaba él viéndome como, cállate que estoy cantando-… Recuerda riendo con ganas-. El era pura guasa, siempre tenía ese tipo de detalles.
– ¿Qué extrañas más de él?
– Extraño a mi amigo. Su forma de ver la vida… Él fue siempre muy ecuánime y muy simpático. Extraño mucho su sentido del humor, que era extraordinario. Y antes que nada, sus buenos consejos.
– ¿Cuál dirías que fue el mejor consejo que te dio?
– El mejor consejo que me dio el Señor Alberto fue…. –piensa unos segundos y continúa-: La discreción. No hablar, sino más bien escuchar. En todas las reuniones de networking me decía “Vd. No hable, nada más escuche”… Ese es sin duda un excelente consejo. Era muy muy discreto… La vida le enseñó a ser discreto.
– Cuéntanos alguna anécdota de él que te haga reír…
– Durante éste, su último concierto aquí en L.A., había una muchacha medio borrachita, que al parecer le hizo un medio top-less, ahí, en primera fila, durante unos segundos; a mí se me escapó, pero mucha gente sí la vio. En la noche, al llegar a casa, le mandé un e-mail para decirle que el concierto había sido francamente bueno y él me contestó: “Sí, sí, ¿pero qué tal la muchacha de la teta?” Le dije, ¡ay caray, me la perdí!. Y me contestó, “¡Ya le digo yo que no pone atención! ¿No le digo?” – Fue un momento muy simpático que me hizo reír. –Gustavo recapacita unos momentos y aclara-: No vayas a creer que yo soy de los que siempre le decía todo bonito, ¿eh? Yo también le criticaba mucho, siempre he sido muy franco con él y creo que eso fue el pilar de nuestra amistad. Si hacía las cosas bien, se lo decía, igual que le decía las cosas que no me gustaban. Los famosos a veces se rodean de gente que sólo les dicen lo que quieren oir, qué guapo te ves, qué bien cantas, qué bien te oyes… Yo era extremadamente brutal con él en eso, educado pero sincero.
– El concepto de los duetos ha logrado un éxito desbordado… ¿De dónde salió la idea?
– Universal le propuso que los hiciera. Cuando Alberto –Juan Gabriel- me llamó para que volviera a trabajar con él, venía de una racha muy mala de problemas, denuncias, impuestos, líos… Los últimos discos con Universal no habían vendido… Entonces al hablarme me dijo, “Gustavo, quiero que me produzca Vd., porque siempre que lo hemos hecho me fue muy bien”. Me dijo que íbamos a hacer un disco de duetos. Lo que yo aporté al concepto era hacerle discos que incrementaran su demográfica. Así se lo dije: “Hacer discos para señoras de sesenta años, los puede hacer quien sea y no se gaste el dinero conmigo. Pero si logramos que las personas de quince años, que ni saben quien es Juan Gabriel ni está en su radar, también compren sus discos, ahí sí está el compromiso para mí”. Universal nos dio una lista, pero estaba dirigido al público que él ya tenía asegurado. Entonces empecé a hacer yo mi lista y él me dijo que adelante, que confiaba completamente en mí. Fue justo empezar a grabarlos, cuando surgió el compromiso en México del concierto en el Teatro de Bellas Artes, me pidió que se lo produjera y yo obviamente accedí encantado. Detuvimos un momento los duetos y le dije que íbamos a hacer un Bellas Artes como nadie lo había hecho antes: filmado en 4K, con la técnica más avanzada disponible en el mercado, grabamos ciento ochenta y nueve canales de audio simultáneos, rompiendo récords, y lo grabamos en surround. Para el DVD, le pedí que hiciera comentarios de cada canción, como si fuera un documental: “esta canción se la hice a Lucha Villa, por esto y aquello, etc.” Lo subtitulamos en inglés, porque él tiene un público muy grande en Estados Unidos y sus letras definitivamente hay que entenderlas… Blanquita, mi esposa, que es traductora profesional, las hizo todas. Yo le dije desde el principio, Alberto, Vd. deme la confianza, apóyeme, Venía de vender treinta o cuarenta mil discos y con este vendió 600.000. Efectivamente, fue una exitazo.
– ¿Cuántos discos de duetos habéis hecho?
– Hay tres, realmente cuatro… En el mercado salieron ya dos y son los discos más vendidos de los últimos diez años,… Uno es número uno y el otro, número dos. Juan Gabriel estaba feliz con el concepto de los duetos porque la pasaba en grande, abrió mucho su mundo, se la pasaba feliz compartiendo con los artistas, especialmente con gente que no estaban en su radar para nada, Natalia Lafourcade, Andrés Calamaro, Julión, J. Baldwin, Wisin… Ya me dijo, después del tres y el cuatro, quiero hacer cinco, seis y siete… Yo le dije que mejor no más de tres, si no ya iba a parecer burla… ¿Por qué no mejor empezar a cantar con artistas internacionales, en otros idiomas, para darle a conocer al resto del mundo y continuar creciendo su demográfica? Y sí lo hicimos y seguimos grabando… Así que falta por salir el tercer disco de duetos y un cuarto, pero ese último se llamará diferente. Sé que el número cuatro no le gustaba y eso se lo quiero respetar.
– Cuando alguien tan grande se va, después sale de todo a la luz y se dice lo bonito y lo feo. De todo lo que se ha dicho después de su partida… ¿Hay algo que te gustaría aclarar al respecto de su vida o de su carrera?
– Yo hablo sólo de lo que me compete, la verdad, y siempre con el mejor interés. Los hijos de Juan Gabriel son muy queridos míos, les conozco casi desde que nacieron, para mí sería como hablar de un sobrino. Yo siempre tengo la mejor intención para ellos. Mi amigo ya no está. Él tuvo la confianza de compartirme esa parte más íntima de su vida. Sí que voy a decirte una cosa de todo esto que me molesta: la gente que no estuvo en la vida de él, pero que aparecen de pronto y toman un papel protagónico para hablar de sus cosas, diciendo que eran íntimos amigos cuando apenas lo conocían. Se me hace cobarde e hipócrita de la gente, porque ya no está él para defenderse, para desmentirlo, pero sí estoy yo y otras personas que sí éramos sus amigos para verlo. Así que, sin mencionar nombres, hay gente que se la pasa en las noticias, en los periódicos… Personas que en mis veintisiete años de amistad con Juan Gabriel, jamás oí mencionar su nombre, ni jamás les vi. A esas personas (ellas y ellos) que el público también saben quiénes son, yo sí les digo, no sean cobardes y no tomen un papel que no les corresponde, no abusen de que en un instante de su vida, mi amigo les tuvo un momento de confianza y ahora estén tratando de hacer dinero a costa de su nombre, de hacer diez minutos de fama en su nombre…
– ¿Cómo te gustaría a ti que se recuerde a Juan Gabriel?
– Como lo que es: un tremendo compositor y un gran artista, el más grande de todos. De hecho, creo que ya lo recuerdan así. Nunca en la historia de México se ha visto que un millón de personas acudieran voluntariamente a un lugar, más allá de la visita del Papa, o el día de la Virgen de Guadalupe, a despedirse de un artista. Y ni siquiera podían verle por última vez, no estaba de cuerpo presente…. La gente no iba a verle, fue a rendir su homenaje y cariño a una caja de cenizas… Yo estuve ahí los dos días, todo el día, toda la noche… Vi a la gente llorándole, cantándole, un mar de gentes… El lunes que salimos Blanca y yo de Bellas Artes a la una y media de la noche, le dije: Blanquita, vamos a caminar y, lloviendo y todo, la fila de gente que aún esperaba entrar daba dos vueltas a La Alameda, que es un parque gigantesco.. Ahí me emocioné mucho y me cayó el veinte de quién era mi amigo. Yo tenía tanta cercanía con él que, aunque iba a sus conciertos, en esa otra parte de la fama de su persona, yo no estaba ni tan interesado ni tan involucrado… Lo nuestro era de encerrarnos en el estudio a trabajar durante horas, ahí no hay reverencias, no hay nada: éramos él, yo, el arte, la creatividad, el compartir momentos… ¡Las bromas! Yo me reía de él, él se reía de mí… ¡Ay Gustavo, es Vd tan lindo! –recuerda imitándole con cariño.- Había muy buena onda, hicimos muy buena música y luego, luego la gente reaccionó. Éramos muy buena mancuerna. Se dejaba aconsejar, era muy inteligente y yo siempre tuve mi mejor intención en mis producciones para él.
– ¿Cuál ha sido la mayor alegría que Juan Gabriel te dio en tu vida?
– Me dio muchas, siempre me trató muy bien. La primera vez que le conocí, escuchó unos arreglos míos y le gustó mucho mi trabajo. Yo era muy chavo y la primera alegría fue darme la oportunidad de producirle Gracias Por Esperar, que vendimos millones y millones de discos… El se dejó llevar por mi consejo de grabar ritmos que no se habían grabado por nadie en español. Yo estudié en Boston, pero traía una influencia muy grande de la música británica, más europea, y traje esa influencia a sus proyectos y el éxito fue magnifico. El segundo gran regalo, los consejos que me dio para mis hijos. Sus consejos valían oro. El era una persona que vivió mucho, mucho, mucho, pasó muchísimas carencias en su vida y llegó hasta lo más grande, le tiraron muchas piedras… Entonces, Juan Gabriel era una persona tremendamente sabia en los avatares de la vida. Una persona muy leída, con una personalidad muy curiosa, que en eso nos parecíamos mucho: cuando cualquier tema nos interesaba, los dos investigábamos, conversábamos, nos retroalimentábamos, ya fueran temas políticos, religiosos, lo que se te ocurra… Y la tercera gran alegría que recuerdo ahora mismo, es que en los premios Billboard, cuando recogió los cuatro premios que nos dieron, desde el escenario dijo: “Estos premios se los dedico a quien los merece, Gustavo Farías, mi productor”. Yo no me lo esperaba y obviamente me emocionó mucho ese tipo de reconocimiento.
– Hablemos un poco de tu vida personal… ¿Cómo llegaste a la música?
– Mis papás trabajaban en México en la primera radio de Latinoamérica, XEW. Mi papá era locutor y mi mamá secretaria del director general de la estación, así que por allá pasaban todos Agustín Lara, Jorge Negrete, Pedro Infante… Y así fue como todas las grandes estrellas de esa época se la vivían en mi casa… Desde que nací, recuerdo que estaba Agustín Lara tocando el piano y cantando en la sala. Fíjate que Pedro Vargas cantó en mi boda con Blanquita, esos eran “los amiguetes” de mi papá, como dicen Vds. en España. Pronto aprendí a tocar varios instrumentos, aunque fue uno de mis hermanos mayores quien fue mi inspiración para dedicarme a esto. Somos nueve, yo soy el más pequeño y él es un genio de la música, gran compositor, ha trabajado muchísimo, incluso en las novelas… Yo le veía trabajar desde niño y por él yo sabía que quería dedicarme a esto.
– Qué gusto las familias numerosas, ¿verdad?
– Sí, desde luego. También fue fabuloso para mis influencias musicales… Yo pasé de la música infantil a la de los adultos, de Cricri me fui a los Beatles, porque era la música que escuchaban en casa mis hermanos mayores. Eso fue un gran regalo que me dio la vida, esa diferencia generacional en casa me hizo estar expuesto a todo tipo de música.
– Estudiaste en la que, según dicen, es la mejor escuela de música del mundo, Berklee College of Music.
– Sí…. A los diecisiete años me fui a Boston, estudie música en Berklee y a los veinte me gradué con honores, como arreglista y productor. De ahí vine a L.A. a hacer una maestría de Dirección de Orquesta y Música de Cine…
– ¿Cuál fue tu primer trabajo?
– Mi primer trabajo aquí fue con un productor que hacía comerciales de televisión y radio dedicados a la comunidad hispana. Fue una escuelota, porque a todos los inmigrantes teníamos que hablarles en su idioma: salsa, ranchero, cumbia, norteño, bachiatta y con la presión de un deadline… Los músicos con los que yo trabajaba, que se dedicaban específicamente a cada género, eran mis maestros. Yo les preguntaba “a ver, ¿cómo se aplica este ritmo a esto?” Y a eso me dediqué por veinte años. Así que tengo muy bien estudiados todos los géneros musicales, oigo algo e inmediatamente hago reverse ingeneering, cualquier melodía que escucho la disecto, qué música se está tocando, qué instrumento, cuál es la siguiente nota que viene… En publicidad la gente no quiere invertir el dinero en algo que no va a funcionar, así que en aquellos momentos, agarraban mi musiquita y se la llevaban al focus group. Ahí sabías exactamente cuáles eran los tonos que agarraban a la gente, que tipo de melodías, qué ritmos, en qué momento, etc. Yo tengo una enciclopedia de toda esa información que aprendí por años durante mis producciones. Yo no hago muchos discos, te darás cuenta si ves mi trayectoria. Yo trabajé con Juan Gabriel porque sabía que él iba a dejarme aplicar todo eso que ya sabía. Y, gracias a Dios, los discos que yo he producido a lo largo de mi vida, han vendido muchísimo, muchísimo… Porque desde antes de empezar a producir, yo ya llego con la escuela de los anunciantes, así que antes de entrar al estudio, yo ya sé que va a pegar. Claro, eso en la industria te crea enemigos entre los puristas: este es un payaso, no sabe que está haciendo… Pero una y otra vez les he comprobado que estaban equivocados. Otros que no venden me dicen “explícame cuál es el chiste de hacer un disco de Juan Gabriel»…. Pues se multiplicaron sus ventas por cientos de miles, explícame tú por qué, si es el mismo artista, son las mismas canciones casi, casi… Con los mismos ingredientes, la diferencia es el chef nuevo que llegó al asunto. Un chef vende y otro no, ¿por qué yo sí? Por mi escuelota detrás… Hay una matemática detrás de los éxitos, no es sentarse inspirado y decir “esto va a ser un hit…”, no. Hay temas de orquestación, sonido, presentación TODO. Estás vendiendo un producto, punto. Un producto muy allegado a nuestras emociones, sí, pero un producto.
– ¿Has dicho que no a muchos proyectos?
– La primera música corporativa de Univisión, la hice yo. A raíz de toda esta carrera de comerciales y televisión, se me ha dado la posibilidad de vivir desahogadamente. Eso también me da la tranquilidad de poder elegir los proyectos, sólo me involucro en lo que creo y que tenga consecuencias comerciales grandes, si no, no me meto. He recibido ofertas grandes para producir discos que he rechazado, porque he dicho: esto no va a funcionar, no hay manera.
– ¿Cuál es tu música favorita?
– El pop británico, Coldplay, Adele… También escucho mucho jazz y bandas sonoras de películas.
– Igual que tus hermanos mayores te dieron a conocer un mundo diferente del panorama musical, seguramente tus tres hijos te han obligado a estar vigente en las tendencias más nuevas…
– Por supuesto, de hecho los tres tienen mucho talento y forman parte de mi equipo de producción. Tienen una banda de metal que anda por todo el mundo de gira. Ellos me traen esa música, muy interesante, muy compleja, un fenómeno social que mucha gente aún no comprende, como no se comprendía en su momento a los Beatles… Además, también están en el tema de la producción de R&B, hip-hop, rap, que me consta que es música que muchos de mi generación no entienden y yo la absorbo perfectamente y me gusta muchísimo. Entre la escuela que les dí y la que ellos traen, sé que les va a ir muy bien.
– Háblame de esta mujer, Blanca, a la que todo el mundo quiere y de quien medio mundo me habla maravillas.
– Nos conocimos desde la prepa, llevamos treinta y dos años casados, siempre, ante todo, nos hemos tenido muchísimo cariño.
– ¿Qué te conquistó de ella?
– Todo. Más que nada, que es una muy buena persona con unos valores muy definidos. Blanca es la que me mete en cintura cuando en este negocio te pierdes, porque hay momentos que te pierdes. Es la mayor de cinco hermanos, así que tiene ese carácter, esa energía… Y con tres hijos varones y yo, pues es la princesa de la casa.
– ¿Cuál es, en tu opinión, el secreto para que una pareja dure tantos años juntos?
– Compartir el silencio…. Creo que es lo más importante. La comprensión –le apunta Blanca desde el otro lado de la mesa, ser comprensivo-. Ser prudente… Creo que la imprudencia entre las parejas al hablarse es el número uno de la causa de los divorcios… Si estás enojado, celoso ¡quédate callado hasta que pase el enojo!, luego ya hablas. No sé… ¡La química, el amor! Mantener el contacto físico, darte la mano, besarte, estar presente uno en la vida del otro, que la otra persona sienta que estás ahí, aunque sea con un abrazo, dándole la mano… Por supuesto, la comunicación, saber expresarse… Blanca es buenísima para eso.
– Blanca, ¿a ti qué es lo que más te gusta de Gustavo?
– Su buen humor me encanta, su música me fascina… De hecho, yo me enamoré de Gustavo por su música, por su talento, siempre me llegaba con música nueva: “Mira lo que compuse para ti”… Así que su música, esa es mi debilidad con él. Es difícil enojarse con Gus, porque siempre te estás riendo. Es muy inteligente, es cariñoso… Y creo que nos complementamos muy bien.
– ¿Te volverías a casar con él, pese a todos los peros?
– Sí…. –dice sin dudarlo un segundo.
– De hecho nos casamos otra vez –interviene él- En nuestras bodas de plata, vino un padre y renovamos los votos, hicimos una súper fiesta… Y ahora estamos pensando en volverlo a hacer para nuestros cuarenta.
– Y ya para terminar… Gustavo, ¿cuál es tu mayor inspiración al despertarte cada día?
– Mi familia, sin duda. Mi esposa, mis hijos… Cuando estoy así de que ya no puedo más ni un segundo con esta porquería, jaja… Pienso en mi esposa, mis hijos, y ellos me hacen tirar pa’delante…. También mi mamá, mis hermanos. En ese sentido, soy muy afortunado. Si tienes la suerte de saber crearte un entorno de amor incondicional, en esta vida puedes con todo. Hay gente que no ha tenido tanta fortuna como nosotros, de tener familias grandes, de haber tenido tantas experiencias y tanto amor como el que hemos tenido nosotros, ¿verdad? y sientes que hay que rescatarlos. Ven todo de una manera muy gris, con una sola dimensión, se envuelven en los problemas del mundo, le entran al drama seguido… Hay que ser positivo. Yo, de corazón, me siento muy agradecido con la vida.
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