“Sé que se supone que debo odiar a los humanos, pero hay algo acerca de ellos…No sólo sobreviven, ¡ellos descubren! ¡Crean!”

Rémy, Ratatouille

¡Hola Angelinos! ¡Qué contenta estoy de estar de vuelta con vosotros! He sumado un experimento más a la experiencia L.A. visitando esta increíble barriada conocida como Silver Lake. Este área en cuestión crece alrededor de una presa o reservoir, (de ahí lo de lake) lleno de preciosas casas que cuelgan de sus colinas y es otro espacio creativo que nos regala esa fabulosa y ecléctica ciudad que nos tiene enamorados: Los Ángeles.

En Silver Lake, especialmente en el tramo que atraviesa el mítico Sunset Blvd., todo es pura inspiración para los sentidos. La vista se alegra con el batiburrillo de colores que adornan sus fachadas; el olfato y el gusto, se afinan al pasar frente a sus deliciosos restaurantes que se suceden uno tras otro; para el oído, nos quedamos con el rumor de ciudad que esconde mil y una historias increíbles de la vida de tanto hipster que ha ido a parar aquí, Dios sabe cómo; y recorro con el tacto las telas de la ropa que visten las más variopintas tiendas de moda. Ya sean ultra modernas o vintage, las tiendas conviven intrépidas en sus aceras sin estar fuera de lugar, por más que ninguna tenga nada que ver con la siguiente… Yo confieso que me voy con una favorita: MRKT SILVERLAKE. Tuve el placer de conversar un buen rato con su encantador dueño y amigo de Nunu, Steven Villal, y es impresionante cúanto sabe de moda masculina este hombre y cómo se adelanta a las tendencias con el brillante stock de su tienda… Por algo van a parar ahí los estilistas más celebres de Hollywod para vestir a los celebrities. Aunque volviendo al tema de los cinco sentidos, en Silver Lake me quedo con el sexto: dicen que es la intuición, pero en este caso le llamaré “inspiración”, ya que ambas van de la mano.

Para pasear por Silver Lake, me apetecía vestirme con un toque un poco hippy, así que me apunté a la tendencia tie-dye  con esta camiseta desteñida de H&M. Me encantó el vuelo de sus largos flecos, que reflejan la característica que se respira en estas calles: el movimiento y la alegría, justo lo que aportan los flecos a mi look. Y unos skinny jeans para pasear cómodamente y sentarnos en una terraza para el people watching de turno que aquí en Silver Lake es imprescindible: ver pasar la gente e imaginar la vida de cada quién, o mejor aún, entablar una conversación con alguno de los interesantes personajes que se sientan a trabajar frente al ordenador en sus pintorescos cafés.

Todo me recuerda al espíritu del prota de Ratatouille. Si os acordáis, Rémy es un innovador, un ratoncito cuya pasión es ser creativo en la cocina y comencé con una de sus frases porque es perfecto para mi descripción de esta travesía. Como él, no podemos tener miedo a crear, a probar y a echarle al día a día una pizca de imaginación. Es un gran consejo que aprendí del ratoncito de la película y también de mi paseo por el ecléctico y fascinante Silver Lake.

Por Leti Domenech

Fotos: Nunu para NUNU PICTURES

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