
Este enunciado puede resultar confuso… Si llegaste aquí en una búsqueda de Google tratando de averiguar algo acerca del fabuloso tópico de los seres celestiales, bienvenido: puede que estés aquí por intervención divina, así que sigue leyendo.
La naturaleza de Los Ángeles, California, es sencillamente increíble. Lo más curioso para mí, es que resulta muy desconocida para la mayoría de los turistas que se acercan tentados por la idea de conocer Hollywood y la meca del cine y para mi constante sorpresa, para los propios angelinos que la recorren de punta a punta cada día.
Yo tengo pereza para casi todas las cosas en la vida, menos para subirme a un coche y tirar millas. Llámame rara, pero me encanta dejarme llevar por las carreteras siguiendo la pura intuición… Hay días que de pronto despierto con una sensación profunda de que hay algún sitio nuevo que tengo que conocer, de algún lugar que me llama… Una especie de nostalgia de algo que no conozco, siento el rumbo y tengo que ir hacia allí de forma inmediata. Un día es el desierto, otro la montaña, otro la playa… Y lo creas o no, así he descubierto alguno de los lugares más mágicos de mi vida: sin mapas, sin rumbo, haciendo caso a un deseo inexplicable de seguir la llamada de la brisa que golpea en mi ventana. Alguno de mis amigos dicen: estás loca; otros dicen: te entiendo. Sé que alguno de los que estáis leyendo esto me entenderéis y con eso me basta.

Volviendo a L.A., mi ciudad está repleta de colinas, de ahí que el nombre de muchos barrios terminan en Hills, que es así como se dice colinas en inglés: Beverly Hills, Hollywood Hills, etc. y yace coronada por dos macizos montañosos, las montañas de San Gabriel al noreste, y al noroeste, las de Santa Mónica, frente al océano Pacífico; al este, limita con los mismísimos desiertos de las películas del far west, y al oeste con el mar. Por lo que, si vives en LA, puedes ver amanecer en la playa, esquiar en invierno al mediodía y terminar durmiendo sobre una roca viendo las estrellas en el desierto de Mojave. ¿Verdad que es un planazo?
Los angelinos, en nuestros jardines, convivimos con serpientes cascabel, mofetas, arañas viudas negras, cervatillos, coyotes y hasta leones de montaña: sí, auténticos pumas que a veces se aventuran a pasear en nuestras calles. Las personas no pueden dejar a sus perritos en el jardín sin supervisión, porque al menor descuido se los llevan tanto los coyotes como las águilas, y un pelín más al norte de la ciudad, también hay osos. En la playa, abundan las ballenas, los delfines y los tiburones. Y en medio de todo este jardín casi en estado puro de la creación, en esta maravilla natural apenas colonizada hace doscientos años, está ésta urbe poderosísima, joven y desvencijada.
Suscríbete a mi blog y conocerás conmigo lugares extraordinarios. Especialmente, si vives en L.A., te lo recomiendo. Vas a descubrir un L.A. bellísimo que no sospechabas que existía, detalles de sus montañas, sus playas, sus cañones y sus valles, planes increíbles a la vuelta de la esquina. Apaga la tele y sal de casa. Te prometo que merecerá la pena. Por no hablarte aún de los planes de fin de semana, porque vivimos a pocas horas de un bosque de secuoyas gigantes, de la garganta más profunda de Estados Unidos, de los viñedos de Napa y Sonoma, de Big Sur, una de las rutas escénicas al volante más famosas del mundo, de pueblos como Cármel, de ciudades como San Francisco, del desierto de Joshua Tree… ¡De Yosemite! En fin, no sigo que me emociono.
Si quieres ver sus paisajes, si te gusta California y su naturaleza, no dejes de seguirme en Instagram, aquí tienes el link:
Mientras preparo mi próximo post, te dejo con la increíble historia de esta impresionante foto que te prometo no quieres perderte: un bellísimo ejemplar de león de montaña frente a las famosas letras del cartel de Hollywood. Aquí el link a la página de National Geographic con su historia: Un puma hollywoodense
Y aquí algunas fotos de mis encuentros con la vida salvaje, un tema que claramente no domino porque estos animales son mucho más rápidos que yo, digamos que tengo que aprender mucho de Billy El Niño desenfundando mi Iphone.




Este enunciado puede resultar confuso… Si llegaste aquí en una búsqueda de Google tratando de averiguar algo acerca del fabuloso tópico de los seres celestiales, bienvenido: puede que estés aquí por intervención divina, así que sigue leyendo.
La naturaleza de Los Ángeles, California, es sencillamente increíble. Lo más curioso para mí, es que resulta muy desconocida para la mayoría de los turistas que se acercan tentados por la idea de conocer Hollywood y la meca del cine y para mi constante sorpresa, para los propios angelinos que la recorren de punta a punta cada día
Yo tengo pereza para casi todas las cosas en la vida, menos para subirme a un coche y tirar millas. Llámame rara, pero me encanta dejarme llevar por las carreteras siguiendo la pura intuición… Hay días que de pronto despierto con una sensación profunda de que hay algún sitio nuevo que tengo que conocer, de algún lugar que me llama… Una especie de nostalgia de algo que no conozco, siento el rumbo y tengo que ir hacia allí de forma inmediata. Un día es el desierto, otro la montaña, otro la playa… Y lo creas o no, así he descubierto alguno de los lugares más mágicos de mi vida: sin mapas, sin rumbo, haciendo caso a un deseo inexplicable de seguir la llamada de la brisa que golpea en mi ventana. Alguno de mis amigos dicen: estás loca; otros dicen: te entiendo. Sé que alguno de los que estáis leyendo esto me entenderéis y con eso me basta.

Volviendo a L.A., mi ciudad está repleta de colinas, de ahí que el nombre de muchos barrios terminan en Hills, que es así como se dice colinas en inglés: Beverly Hills, Hollywood Hills, etc. y yace coronada por dos macizos montañosos, las montañas de San Gabriel al noreste, y al noroeste, las de Santa Mónica, frente al océano Pacífico; al este, limita con los mismísimos desiertos de las películas del far west, y al oeste con el mar. Por lo que, si vives en LA, puedes ver amanecer en la playa, esquiar en invierno al mediodía y terminar durmiendo sobre una roca viendo las estrellas en el desierto de Mojave. ¿Verdad que es un planazo?
Los angelinos, en nuestros jardines, convivimos con serpientes cascabel, mofetas, arañas viudas negras, cervatillos, coyotes y hasta leones de montaña: sí, auténticos pumas que a veces se aventuran a pasear en nuestras calles. Las personas no pueden dejar a sus perritos en el jardín sin supervisión, porque al menor descuido se los llevan tanto los coyotes como las águilas, y un pelín más al norte de la ciudad, también hay osos. En la playa, abundan las ballenas, los delfines y los tiburones. Y en medio de todo este jardín casi en estado puro de la creación, en esta maravilla natural apenas colonizada hace doscientos años, está ésta urbe poderosísima, joven y desvencijada.
Suscríbete a mi blog y conocerás conmigo lugares extraordinarios. Especialmente, si vives en L.A., te lo recomiendo. Vas a descubrir un L.A. bellísimo que no sospechabas que existía, detalles de sus montañas, sus playas, sus cañones y sus valles, planes increíbles a la vuelta de la esquina. Apaga la tele y sal de casa. Te prometo que merecerá la pena. Por no hablarte aún de los planes de fin de semana, porque vivimos a pocas horas de un bosque de secuoyas gigantes, de la garganta más profunda de Estados Unidos, de los viñedos de Napa y Sonoma, de Big Sur, una de las rutas escénicas al volante más famosas del mundo, de pueblos como Cármel, de ciudades como San Francisco, del desierto de Joshua Tree… ¡De Yosemite! En fin, no sigo que me emociono.
Si quieres ver sus paisajes, si te gusta California y su naturaleza, no dejes de seguirme en Instagram, aquí tienes el link:
Mientras preparo mi próximo post, te dejo con la increíble historia de esta impresionante foto que te prometo no quieres perderte: un bellísimo ejemplar de león de montaña frente a las famosas letras del cartel de Hollywood. Aquí el link a la página de National Geographic con su historia: Un puma hollywoodense
Y aquí algunas fotos de mis encuentros con la vida salvaje, un tema que claramente no domino porque estos animales son mucho más rápidos que yo, digamos que tengo que aprender mucho de Billy El Niño desenfundando mi Iphone.



